Siempre hago las alitas de pollo de la mísma manera: fritas. Pero esta vez les he dado forma de chupa chups y las he rebozado con patatas fritas y con kikos o quicos.
Y como me gusta mezclar dulce con salado, preparé también una salsa hecha con vinagre de jerez, soja y miel. Ni que decir tiene que los niños prefirieron las alitas sin la salsa, ya sabéis lo que les suele pasar. Eso sí, al menos conseguí que la probasen. Pienso que lo bueno es que vayan descubriendo sabores nuevos aunque al principio no sean de su agrado.
Recuerdo que de niña no me gustaba nada nada nada la miel y ahora soy capaz de comerla a cucharaditas y le echo miel a todo lo que puedo. Suelo sustituírla por azúcar.
Pero bueno, a lo que vamos…
Alitas de pollo
Kikos machacados en el mortero
Una bolsa de Patatas fritas que también machacaréis con el mortero
Aceite de Oliva Virgen Extra
Un cuchillo bien afilado para pelar las alitas
Harina
Huevo
*Para la salsa con soja:
Un chorrito generoso de Vinagre de Jerez
Un chorrito de Salsa de Soja
Una cucharada de miel
*Para la salsa con zumo de naranja:
Zumo de una naranja
Un chorrito de salsa de soja
Una cucharada de miel
Preparación:
Pelamos bien el hueso de las alitas juntando toda la carne en un extremo.
Pasamos las alitas por harina y después por huevo.
Las rebozamos, unas con kikos y otras con patatas firtas.
Se fríen en abundante aceite de oliva virgen extra.
Mientras se fríen, podemos hacer las salsas.
Como ya os he contado más arriba, las he hecho a ojo.
La salsa de soja con vinagre necesita un hervor para que espese un poquito. Echas todos los ingredientes a un cazo y en pocos minutos, la tienes hecha.
La salsa de naranja se hace mezclando los ingredientes en frío.
LLevan algo más de trabajo que las patatas fritas, pero de vez en cuando merece la pena hacerlas.
Por otro lado, es de esas recetas que gustan mucho a los niños y puede ser una forma de animarles a cocinar y pasar un rato agradable con ellos en la cocina.
Las hierbas van según los gustos de cada persona. Lo que se le ocurra a cada uno. A mí me gustan con esa mezcla que venden preparada de hierbas provenzales aunque otras veces echo mano de las hierbas aromáticas que tengo en casa, tomillo, romero, albahaca, orégano, perejil, etc.
El caso es que las aliñe como las aliñe, siempre gustan.
La calidad de las patatas es muy importante.
Ingredientes:
5 ó 6 Patatas pequeñas o medianas (cuanto más pequeñas más bonitos os saldrán los gajos)
4 cucharadas de Harina
1 cucharada generosa de pimentón dulce (si a vuestros hijos no les importa, puede ser picante)
1 cucharada de ajo en polvo (vale también ajo fresco)
1 cucharada de cebolla deshidratada
1 cucharadita de cominos
Sal
Hierbas aromáticas (tomillo y orégano por ejemplo) o Hierbas provenzales (al gusto)
Aceite de girasol para freir
Preparación:
Pelas las patatas y las cortas en gajos. Primero por la mitad y cada mitad en otra mitad. Si no van a quedar muy pequeñas, vuelves a cortar cada cuarto por la mitad.
Las cueces en agua con sal durante cinco minutos. No deben quedar muy blandas porque luego las vas a freír y se terminarán de hacer.
Mientras tanto, en un mortero machacamos los cominos y las hierbas.
Mezclamos con el pimentón y el resto de los ingredientes, harina incluída.
Una vez están cocidas las patatas, las escurres y sobre un colador de rejilla les echas la mezcla anterior. Mueve las patatas haciéndolas bailar dentro del colador para que se impregnen bien por todos lados y queden bien rebozadas.
Freírlas en aceite muy caliente hasta que estén doradas.
Consejo:
Acompáñalas con la salsa que verás si pinchas aquí.
Una vez cocidas, podéis aliñarlas con las hierbas y guardarlas unas horas en la nevera.
Cuando llegue la hora de comerlas sólo tendrás que rebozarlas con la mezcla de harina y pimentón antes de freírlas.
Si crees que el aliño es poco, puedes añadir más cantidad de lo que prefieras. Estas cosas se hacen a ojo y a gusto del consumidor 🙂