CUENTO-RECETA. LAS EMPANADILLAS DE LA FISIOTERAPEUTA

 

Érase una vez una bloguera manchega, que debido a un problemilla muscular, se vió obligada a visitar cada día al fisioterapeuta durante una larga temporada. Tan larga, como casi tres meses.

En aquella clínica de fisioterapia de la calle Juan Bravo de Puertollano, pueblo donde vivía la bloguera de pinchos, trabajaban cuatro fisioterapeutas de manos mágicas y dedos maravillosos.

Se llamaban Alicia, Carol, Gema y Nuria.

Una buena mañana, mientras Nuria amasaba los músculos tensos y duros de aquella blogger, le contó a ésta, que hacía unas empanadillas muy ricas.

Los Ingredientes eran:

1 Paquete de Obleas para Empanadillas
1 Calabacín pequeño
Unos 12 Langostinos (la bloguera usó gambas que sobraron de la cena de Nochebuena y las echó a ojo)
1 Cucharada de Aceite de Oliva Virgen Extra (como mucho 2)
Sal
1 Huevo

La Elaboración:

Se pica el calabacín en dados y se hace a la plancha con el aceite.

Cuando esté hecho, se añaden los langostinos picados y se sala.

Se le da un par de vueltas y se aparta del fuego.

Se rellenan las obleas y se hacen las empanadillas, ovnis o la forma que más os guste.

Se pintan con el huevo batido y se hornean siguiendo las instrucciones del fabricante hasta que estén doradas.

La bloguera quedó encantada con la receta y mucho más cuando probó las empanadillas. Su cuello dejó de dolerle y ahora hace ejercicios a diario para evitar una recaída.

Nuria hizo una página en facebook y cuando su tiempo se lo permite, cuelga enlaces de lo más interesantes.

Y colorín colorado, este cuento-receta se ha acabado. Si quieres que te lo cuente otra vez, cierra los ojos y cuenta hasta tres.

FIN

COMO APROVECHAR LA CARNE DEL COCIDO SIN HACER CROQUETAS

– ¿Qué nombre le pongo a esta tapa? ¿Gracia Campera?

Sonrió y respondió: – Gracia campera eres tú con pantalones de pana.

Entonces fui yo quien rió con ganas. Siempre me hacía reír así.. 

Bueno, esto resume lo que ocurrió con esta tapa que comimos un día de campo. No se qué nombre ponerle, así que, llamadla como más os guste.

Si no te apetece hacer las famosas croquetas con la carne del cocido, puedes hacer un aperitivo de lo más resultón, que además, es menos trabajoso que las croquetas.

Lo que hay que hacer es apartar una parte o guardar las carnes que sobren del cocido, morcillas, chorizo, incluso alguna patata…¡todo!

Lo picas mucho, muy pequeño pero que no sea una pasta.

Con film transparente le das forma de caramelo. La carne debe quedar apretada, como si fuese embutido.

Lo metes en la nevera para que se enfríe. Pero recuerda que hay que dejarlo a temperatura ambiente unos minutos antes de tomarlo.

Hay que partir rodajitas no muy gruesas con un cuchillo que corte muy bien y colocarlas sobre rebanadas de pan tostado en la lumbre, el horno o en la tostadora.

El rulo se puede dejar unas horas en la nevera o tomarlo como aperitivo al mediodía del día siguiente acompañado de un vino manchego.

Y para desayunar también es perfecto, sobre todo si sois amantes de desayunos consistentes. ¿Por qué no? Siempre con el pan tostado bien caliente

Ponle un poco de un buen pimentón y un chorrito de aceite de oliva virgen extra.

Ya me contarás si te gusta.

Si quieres ver otra receta para aprovechar la carne del cocido, pincha aquí. Es un salpicón ligero y fácil de hacer. 

GACHAS MANCHEGAS PARA LUISA LULÚ

Luisa, por fin tienes las gachas. Ya era hora ¿eh?.

Creo que han pasado casi dos años desde que preguntáste si no las iba a publicar pero lo he ido dejando, lo he ido dejando…unas veces por una cosa, otras por otra..

La última vez que me puse en contacto contigo a través de facebook, pensé que era el momento perfecto para dedicártelas..ya sabes..

Le pedí ayuda a tu Amiga del Alma Encarna, hermana de mi Amiga del Alma Rosalía y ella fue quien me contó los recuerdos relacionados con las gachas durante vuestra vida juntas en Madrid, cuando vivíais en el pisito de la calle Amaniel y alguna vez sacábais la sartén de gachas a la calle, a la Plaza de las Comendadoras y allí sobre una mesa de madera, de las de la plaza, entre amigos y sentad@s en los bancos, con muchas risas y con pan os las comíais. ¡Cómo si os viése!

Querida Luisa, no se si las gachas que te hacía Encarna eran como estas, lo único que te puedo decir es que si las haces así, te van a salir muy ricas.

A mí me ha enseñado mi madre. Ella me cuenta que en su casa, los gañanes, que es el nombre que recibían los hombres de labranza, desayunaban gachas y un vasito de vino antes de irse a faenar al campo. (historias de la vida manchega)

Las hacemos sin panceta, pero esta vez, le hemos echado unos trocitos, por si a ti te gustan más de esta manera.

Se suele decir que las cosas sencillas son las mejores y estas gachas hacen honor a esa frase.

De todos es sabido que la Gastronomía Manchega se basa en platos de subsistencia. Es comida pastoril, humilde pero no por ello poco sabrosa. Todo lo contrario.

Las gachas, son una de mis Comidas Manchegas favoritas y ya era hora que tuviesen su momento de gloria en el blog.

Se hacen con harina de pitos, titos o almortas (como prefiráis llamarlas) y si alguien no sabe lo que es esto, que pinche el enlace porque Wikipedia lo explica muy bien aquí.

Y ya si, Luisa, aquí tienes los Ingredientes para 2 personas:

60g o 3 Cucharadas de Harinas de Pitos, Titos o Almortas ver notas al final
350ml de Agua
ver notas
2 Chorizos
1 Tira de Panceta ver notas
1 Diente de Ajo
3 Cucharadas de Aceite de Oliva Virgen Extra
Sal
Una puntilla de Pimentón Picante
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Preparación:

Se fríen los chorizos en el aceite y se reservan.

Después, en ese mísmo aceite, se fríe la panceta cortada en tiras ni muy anchas ni muy estrechas y una vez fritas, también se reservan.

Se corta el ajo a lo largo por la mitad y cada parte se pica en láminas finitas.

Cuando el ajo esté frito, se añade la harina.

Se mezcla todo bien y se echa un poquito de agua. No más de 100ml.

Salar y poner el fuego medio-bajo.

Se le da vueltas para disolver bien la harina.

Se añade poco a poco el resto del agua y se rectifica de sal.

Nunca hay que dejar de dar vueltas para evitar que se formen grumos.

Al cabo de quince o veinte minutos como máximo, se retiran del fuego. Aunque notaréis que están hechas, cuando empiecen a burbujear.

Espesarán más cuando las apartéis del fuego y se enfríen un pelín.

Notas:

El agua la echo a ojo, pero para daros medidas exactas la he medido en esta ocasión.

Nosotros no solemos echárle panceta y usámos chorizos caseros de jabalí.

El pimentón es opcional aunque le va muy bien y le aporta color a las gachas. Puede ser pimentón dulce o picante y con la cantidad que cabe en la punta de un cuchillo, es suficiente

En algunas zonas se cuece un trocito de hígado que después se ralla y se echa en el momento de cocer las gachas para que se deshaga con ellas, pero esto nunca lo hemos hecho en casa, así que, no puedo opinar. Sólo dar la opción.

Se pueden echar todos los tropezones a las gachas o dejar algunos fuera por si alguien los quiere por separado.

Se comen pinchando un trocito de pan en el tenedor y mojándo.

En algunos bares de Puertollano, el pueblo donde vivo, las ponen como tapa cuando pides una copa de vino o una cervecita.

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