Ya me pasó que borré por error las fotos de las alcachofas confitadas pero en esta ocasión no quería volver a preparar el pincho para hacer las fotos, así que, me fui a San Google y ahí encontré un programa gratuito para recuperar las fotos borradas por error de nuestra tarjeta SD.
Se llama Recuva, por si lo necesitáis alguna vez.
Afortunadamente he podido recuperar algunas y gracias a eso, este post no llevará tanto tiempo de retraso como imaginaba.
Debo estar patosa ultimamente..
En fin, a lo que iba.
El 23 de enero se celebra el día del chorizo en Puertollano y para la ocasión, este año he preparado un pincho.
Si os apetece saber el origen de esta celebración, pinchad aquí y de paso veis los bollos rellenos o preñados que publiqué el año pasado.
La elaboración más sencilla no puede ser:
Se corta el pan en rebanadas finitas. Se coloca un poquito de panceta que habremos cocinado a la plancha. Encima el chorizo que también habremos hecho a la plancha y terminamos colocando unas tiras de pimientos verde y rojo que hemos asado.
Normalmente aso los pimientos con algo de aceite pero en esta ocasión no le he echado para no añadir más calorías al pincho.
¿Cómo pelar pimientos asados? Pues bien, el truco para pelar los pimientos asados ya lo conté cuando publiqué los falsos chanquetes, pero bueno, os lo repito por si no os apetece ir a ver esa receta.
Una vez los he asado, los envuelvo en papel de aluminio y los dejo enfriar. De este modo, la piel sale sola cuando los pelo.
En Puertollano y en sus antiguas aldeas (Cabezarrubias del Puerto, Hinojosas de Calatrava, El Villar de Puertollano y Ventosillas) se celebra el día del hornazo un domingo después al de Resurrección.
Hay quien dice que sus orígenes se remontan al siglo XVI, cuando los clérigos insistían en que los fieles celebrasen la Resurrección de Cristo. Fue una costumbre que se extendió por Sierra Morena y por todo el Campo de Calatrava.
Los no creyentes dicen que es una tradición mucho más antigua que se debe a que la Pascua coincide con el Equinocio de primavera, de ahí que se coloquen huevos en el hornazo como símbolo del resurgir de la vida.
Mi madre y mi tía cuentan que en su casa se hacía pan cada cuatro o cinco días. Cuando tocaba hacer hornazos, primero se cocía el pan y cuando se sacaban los panes del horno, se colocaban boca abajo para apoyar sobre ellos las bandejas donde estaban los hornazos. Con el calor de los panes, las bandejas se calentaban y los hornazos leudaban en poco tiempo. Siempre con la cocina bien cerrada para que no entrase frío y con la chimenea encendida.
Se hacían muchos hornazos porque también le regalaban a la familia, pero ellas no sabían la receta, así que le pregunté a mi suegra que ha sido quien me la ha dado.
Así es como se han hecho siempre los hornazos y así es como yo he querido hacerlo para ser fiel a la tradición.
Se que soy repetitiva y lo he dicho en más de una ocasión, pero estas recetas tradicionales siempre me recuerdan a mis abuelos y hoy, mientras escribo la entrada viene a mi mente su cocina con su horno encima de la chimenea donde mi abuela Amparo medía los centímetros que yo iba creciendo. «Abuela, ¡mídeme!- le decía día si, día también.
También viene a mi memoria su casa y oigo la voz de mi abuelo Felipe llamándome Amparín, a pesar de no ser ese mi nombre, si no el de mi abuela y mi prima. A todas nos llamaba igual.
Pero a lo que iba. Hoy no seré la única en publicar la receta del hornazo dulce que se come en Puertollano. Cris de «A masa y mantel» y al igual que hicímos el día del chorizo publicará el suyo, y Manu de «Cocinando con Catman» también publicará su hornazo porque en su «zona manchega» también se come esta torta que en otros sitios llaman mona.. Seguro que cada uno tenemos nuestra versión o nuestra propia historia y recuerdos para esta receta tan antigua.
Es lo que entre nosotros venimos llamando «reto», pero de reto tiene poco. Me parece muy divertido que dos o más blogueros nos pongamos de acuerdo para publicar el mísmo día la mísma receta.
Será nuestro guiño a una de las tradiciones gastronómicas de Castilla la Mancha o como mínimode la provincia de Ciudad Real.
Hay ciertas costumbres que no se deben perder. Y el hornazo es una de ellas, por eso quisimos rendirle homenaje.
Ingredientes para 4-5 hornazos:
Para la masa de arranque: 100g de harina de trigo «normal» (no harina de fuerza ni harina de repostería)
100ml de agua
2g de levadura fresca
Por otro lado:
900g de harina de trigo (lo que nos queda del kilo)
3 huevos medianos
200ml de aceite de oliva virgen extra (si es de la variedad arbequina, mejor)
Ralladura de una naranja (sin la fibra blanca o mesocarpio)
El zumo de una naranja
Ralladura de uno o dos limones (sin la fibra blanca o mesocarpio)
125g de azúcar
25 g de matalahúva o anís
200ml de agua
1 dado de levadura fresca (serían 23g los que nos quedan)
Una pizca de sal
Huevos cocidos. Tantos como hornazos salgan. Para estas cantidades 5 huevos.
Antes de hornear:
1 huevo para pincelar los hornazos
Azúcar (para espolvorear)
Elaboración a mano:
Primero haz la masa de arranque mezclando muy bien todos los ingredientes. Para calcular 2g de levadura, un buen truco es dividir el taco en cinco partes iguales y una de esas partes, la divides en dos. Déjala reposar entre 30 minutos y 3 horas fuera de la nevera, tapada con film transparente.
Mientras tanto, pon a cocer los huevos. Échalos a un cazo con agua fría y en el momento en que el agua empiece a hervir, cuenta 4 o 5 minutos como mucho. Es mejor no hervirlos más porque en el horno se terminan de cocer y no queremos que la yema se ponga gris.
Haz el zumo de naranja y reserva.
Una vez han pasado las 3 horas que. como mucho, la masa de arranque debe estar reposando y creciendo, llega el momento de ponerse a amasar.
Deshaz la levadura en la infusión ya colada de anís.
Pon la harina sobre la mesa con forma de volcán y haz un hoyo. Incorpora el resto de los ingredientes y la masa de arranque. Mezcla y amasa todo muy bien.
Esta tarea te puede llevar unos diez minutos.
Coge un cuenco o recipiente grande y úntale aceite. Dale forma de bola a la masa, métela en el cuenco, tápala con un paño limpio de algodón y déjala reposar. Pueden pasar unas 3 horas hasta que veas ha doblado su volumen.
Parte la masa en trozos iguales y dale forma a los hornazos con las puntas de los dedos y las palmas de las manos hasta que queden redondos. Con esta cantidad de harina pueden salir 4 hornazos de un huevo cada uno.
De cada porción tienes que apartar un poco de masa para hacer la cruz del huevo. Parte esta porción por la mitad y da forma de churro a cada parte. Recuerda que untar algo de aceite en las manos te puede ayudar. Hazlo sobre un trozo de papel para hornear.
Coloca uno o dos huevos cocidos, según el tamaño que hayas elegido, ponle las tiras de masa en forma de cruz y deja que doblen volumen de nuevo.
Recuerda que la cocina debe estar siempre cerrada y también evita que haya corrientes de aire porque a la masa no le gustan.
Cuando termines de formar los cuatro hornazos, espera media hora.
Pasado este tiempo, precalienta el horno a 200º con calor arriba y abajo.
Justo antes de meter los hornazos, pincélalos con huevo y espolvorea azúcar. Si lo deseas, puedes mojarla con un poco de infusión de anís y así, húmeda, la repartes por el hornazo.
Cuando la torta esté dentro, baja a 180º la temperatura y hornea hasta que se doren durante unos 15 o 20 minutos.
Es mejor hornearlos de uno en uno aunque si voy con prisas, meto dos.
Con Panificadora:
Haz la masa de arranque como explico en la elaboración a mano y cuando repose, introduce todos los ingredientes en la panificadora y pon el programa «masa». En la mía es el número 6.
Cuando el programa termina, saco la masa y le doy forma a los hornazos.
Dejo que doblen volumen unas 2 horas , les pincelo huevo batido antes de meterlos en el horno, espolvoreo azúcar y los horneo.
Para hornear, ya lo expliqué más arriba, conviene precalentar el horno a 200º y bajarlo a 180º cuando el hornazo esté dentro. Hornear hasta que se doren durante 15 o 20 minutos.
Notas y consejos:
El grosor de los hornazos no debe ser muy alto. Poco más de un dedo porque los hornazos son tortas bajitas. Lo normal es hacerlos de uno o dos huevos y se les da la forma que ves en las fotos. Si no tienes mucha maña, puedes ayudarte con el rodillo pero sin apretar demasiado.
Las tiras que cubren el huevo en forma de cruz, deben ser más estrechas y más cortas (al menos eso es lo que dice mi madre). Pero a nosotros nos gustan mucho y por eso las hacemos más anchas y más largas. Mi hijo Daniel me ha ayudado con algunas de ellas. Nos encanta la parte que roza el huevo. Queda como más húmeda.
Si la masa se te pega demasiado a las manos y a la mesa, unta algo de aceite donde lo necesites. No añadas harina.
Si decides hacerlos y tienes cualquier duda, ponte en contacto conmigo a través del correo eléctronico e intentaré ayudarte. Para ello, pincha aquí
La receta del hornazo también podréis leerla en «La Comarca de Puertollano«. Es un periódico independiente de Puertollano y su comarca. Me apetecía que la publicásen aunque la mayoría de la gente y yo hasta este año, compramos el hornazo en las pastelerías o panaderías de Puertollano, que dicho sea de paso, trabajan más estos días para que todos podámos disfrutar de nuestro hornazo. Es un día señalado en Puertollano.
Mientras hacía las fotos, llegó una mano inocente, la mísma que me había ayudado a hacer las tiras de los hornazos. Por lo visto, le estaban dando voces. ¡Me lo como! a mi hijo y al hornazo. Javier, a ti también, pero en esta ocasión sólo tu hermano ha sido mi ayudante.
Un beso. Es para mis hijos, no os hagáis ilusiones..
El 23 de enero se celebra en Puertollano, el pueblo donde vivo, el «Día del Chorizo«.
El origen de esta festividad no está claro y hay varias teorías.
Una, que este día era cuando se comían por primera vez los productos elaborados en la matanza.
Otra, la forma de demostrar que se era cristiano y no un falso converso o árabe.
Y la más reciente, se remonta al reinado de Alfonso XII. Se dice que las tropas del rey pasaron por Puertollano y tanto las autoridades municipales como los vecinos, les ofrecieron lo que tenían, que era entre otras cosas, carne de matanza (lomo, chorizos, costillas, etc) que antiguamente se conservaba en orzas.
El rey Alfonso XII quedó encantado con el bocadillo de chorizo que comió y así fue como este suceso se convirtió en costumbre y todos los puertollanenses o puertollaneros, para recordar ese día, empezaron a salir cada 23 de enero al campo a merendar un bocadillo de chorizo.
Los lugares a donde se suele ir ese día y a los que yo también he ido alguna vez cuando era niña y adolescente son estos:
La Dehesa Boyal, también conocida como «Los Pinos». Allí había mesas de madera donde podías sentarte a merendar. Está a pocos kilómetros de Puertollano y si no había coche, íbamos andando. Siempre había alguien que llevaba un radio-casette. ¡Qué recuerdos!. En realidad, celebrar el día del chorizo aquí, es más reciente porque los sitios donde se festejaba antiguamente eran:
La chimenea cuadrá que ni es cuadrada ni es chimenea, si no una torre de telegrafía óptica construída en 1851 y situada en el «Cerro La Umbría».
Todo aquel que se precie de ser de Puertollano tiene que subir por lo menos una vez en la vida a este cerro.
Las pocitas de Almodóvar del Campo y las pocitas del prior, también conocidas como pocitas de Argamasilla de Calatrava.
De siempre, lo que hacíamos era merendar un bocadillo «normal y corriente» de chorizo, pero en esta ocasión, he decidido hacer el pan en casa y preparar el típico bollo preñao, bollo relleno de chorizo, choribollo o como queráis llamarle.
La receta que sigo es la del pan de hamburguesa. Se que está en muchos blogs, pero la ví por primera vez en Los Blogs de María, y es a ella a quien tengo que agradecerle el haberla aprendido.
Pero en esta ocasión, como ya he dicho, los he rellenado de chorizo y no los he pincelado con agua.
Os dejo los ingredientes:
500g de Harina de Fuerza
150ml de Leche
125ml de Agua
25ml de Aceite de Oliva Virgen Extra
10g de levadura fresca
1 Huevo
10g de Sal
20g de Azúcar
1 Chorizo por bollo (7 u 8)
Preparación en panificadora: Primero diluyo la levadura en agua que he templado unos segundos en el microondas.
Echo el agua con la levadura, el aceite, la leche, el huevo, la sal y el azúcar a la cubeta de la panificadora.
Después agrego la harina y pongo el programa de amasado de la panificadora.
Cuando el aparato termina de amasar, saco la masa y separo porciones de masa de unos 100g. A veces hago barras, depende del uso.
Lo normal ahora sería bolear cada porción, aplastarla un poco y dejar que fermenten una hora más o hasta que doblen el volúmen para finalmente hornear.
Pero en esta ocasión, como quería rellenar los bollos con chorizo, aplasté cada porción un poco más, coloqué el chorizo en el centro y cerré. Si podéis, os aconsejo que le quitéis la piel al chorizo.
Podéis cerrarlos con forma de sobre, juntando cada lado en el centro o arropando el chorizo con la masa de izquierda al centro y de derecha al centro, dejando un agujerillo en ambas puntas. Eso ya depende de como os guste.
Después, hay que dejarlos subir durante otra hora más, hasta que doblen el volúmen.
Luego precaliento el horno a 200º, y cuando meto el pan, bajo la temperatura a 180º y lo horneo durante 20 minutos o hasta que esté dorado.
Y aquí termina el homenaje al día del chorizo que se celebra en Puertollano, un pueblo, que antes de ser minero, fue pueblo de labradores.
Hay otra blogger, paisana mía, que se llama Cris y su blog «A masa y mantel«. Si queréis ver lo que ella ha preparado para hoy, pinchad sobre el nombre de su blog. Me consta que ha hecho algo que os va a gustar. La verdad es que ha tenido una idea muy buena para preparar el bocadillo de chorizo. Tiene cosas bastante apetecibles en su web y leyéndola aprendí una receta de magdalenas de naranja y cardamomo que cada vez que las he hecho en casa han durado un asalto. Las dos hemos decidido enlazarnos hoy y mostraros un día señalado en nuestro pueblo. Siendo de Puertollano no podíamos pasar por alto el día del chorizo. En los colegios, al menos en el de mis hijos, animan a los niños a llevar un bocadillo de chorizo para comérselo en la hora del recreo.
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