Bueno, pues por fin el Señor Blogger ha restablecido la entrada. Esta es la tercera vez que publico la tarta. La primera vez sin fotos. La segunda vez lo hice animada por Tito y ya con fotos, pero al día siguiente de publicarla desapareció debido a unos problemas que tuvo Blogger.
Tito, lo repito: Por favor, si haces esta tarta algún día, dímelo, seguro que tú la mejoras. Si hay algún despistado que no conozca su blog, leedlo. Yo siempre me río cuando lo leo, sus historias están escritas con un humor de lo más sano y también se me abre el ape-Tito porque hace unas cosas riquísimas y pone unas fotos tan bien hechas que te dan ganas de meter la mano y sacar un trocito.
Y la historia de esta tarta, que no da tanta risa como las del amable Tito, empieza así:
Siempre que íbamos en verano a La Coruña, una de mis ciudades favoritas, procuraba comer tarta de orujo, eso sí, siempre preguntaba si era casera.
Me gusta mucho esa tarta. Tiene un sabor suave, ligero y delicado. ¡Exquisita!
No encontraba la receta por ningún lado, hasta que hace dos años, conocí a Marta.
Marta es gallega, ella y su familia viven en La Coruña, y se me ocurrió preguntarle si sabía la receta de esta tarta.
Dijo que no, pero que le preguntaría a alguien y me la enviaría por mail. Y así fue!. A las pocas semanas tenía un correo suyo con la receta de la tarta de orujo. ¡Por fin!. Aunque parezca exagerado, llevaba unos años detrás de la receta. Así que, Marta, 5789 veces ¡gracias!
Es una tarta que he hecho en varias ocasiones, a mi Amiga del Alma Marisol, le gusta mucho, dice que es de las más ricas que ha probado en su vida. Por eso, Querida Amiga, te la dedico.
Se puede decorar como se quiera, con chocolates rallados, con un almíbar hecho con azúcar moreno y unas gotitas de orujo, con trufa, con azúcar quemada con el soplete IBILI, etc. Como queráis, lo hagáis como lo hagáis, estará rica y os va a gustar!.
Hoy, la he presentado en vasos individuales y le he espolvoreado 3 chocolates (blanco, negro y con leche).
y para otro goloso de la familia con almíbar de azúcar con orujo.
Y ya de paso, hacía las fotos. Me ha venido bien!.
Después de hacerla varias veces y de probar distintas presentaciones, a mí personalmente me gusta quemando el azúcar moreno con el soplete.
Lo ideal es congelarla y sacarla del congelador en el momento que empiece la comida para así, cuando llegue el postre, la tarta esté en su punto.
La otra opción es dejarla enfriar en la nevera y comerla sin congelar, pero hacedme caso, lo suyo es congelarla y comerla semifría.
Ingredientes:
4 yemas de huevos
100gr de azúcar
80 ml de leche
Otra poquita de leche para mojar la gelatina (yo la echo en un plato)
5 hojas de gelatina
75ml- 85ml de orujo
600ml de nata para montar
15 galletas María
Una cucharada de mantequilla
Molde desmontable
Preparación:
Picar las galletas María hasta dejarlas como el polvo y mezclarlas con la mantequilla que previamente hemos derretido en el microondas. Extender esta masa en el fondo del molde desmontable, o en los vasos individuales.
Ponemos la gelatina a remojar en leche.
En un cazo colocamos los 80ml de leche, las yemas, la mitad del azúcar y mezclamos.
Cuando empiece a calentar le añadimos el orujo y la gelatina. Removemos bien y dejamos enfriar un poco.
Mientras, montamos la nata con el azúcar restante. Cuando esté montada la echamos en el cazo donde tenemos los otros ingredientes y la mezclamos con movimientos envolventes. Nunca batiendo.
De la forma que hagamos estos movimientos depende la consistencia final de la tarta.
Echadla en el molde y metedla en la nevera o en el congelador.
Consejo:
La base de la tarta se puede hacer como se quiera, yo suelo usar galletas y mantequilla, pero sirve cualquier otra base que se os ocurra.
Como mucho se puede echar hasta 80ml de orujo. Para mi gusto, echarle más, estropearía la tarta. No tengáis miedo porque el alcohol se evapora y los niños la pueden tomar. Tampoco sabe igual que un chupito de orujo. Si no decís que es de orujo, nadie lo adivinaría. Animáos y ya me diréis. ¡Seguro que repetís!
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